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La evolución de la picaresca prebarroca y barroca: Alemán y el Guzmán de Alfarache; López de Úbeda y La pícara Justina; Martínez de Espinel y Marcos de Obregón; Salas Barbadillo; Castillo Solorzano;

Spaniola


La evolución de la picaresca prebarroca y barroca: Alemán y el Guzmán de Alfarache; López de Úbeda y La pícara Justina; Martínez de Espinel y Marcos de Obregón; Salas Barbadillo; Castillo Solorzano;

Otros representantes de la picaresca en sl s. XVII

El principal filón de la novela picaresca española lo continúan en el s. XVII Mateo



Alemán y Vicente Espinel.

Mateo Alemán (Sevilla, 1547-1614 ó 1615) estudia medicina en Alcalá y Salamanca y

luego es, durante dos décadas, tenedor de libros de la administración real. En su vida llena de

peripecias y sucesos infelices (amorosos y no sólo), conoce, por irregularidades y deudas, la

cárcel (que con tanto talento aparece descrita en el Guzmán de Alfarache) en 1580 y en 1601 (en

la misma cárcel y al mismo tiempo que Cervantes). Viaja a Italia. En 1608 (a los casi 60 años de

edad) zarpa con su familia rumbo a México, en el mismo barco que Juan Ruiz de Alarcón; no se

supo más de él a partir de 1613. Muere infeliz y pobre, pese a que había trabajado y escrito

mucho.

Traduce a Horacio, escribe una Vida de San Antonio de Padua (1604) y un tratado de

Ortografía castellana (1609).

Sin embargo, su obra maestra es el Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana (su

primera parte fue publicada en 1599). El éxito inmediato que alcanza esa novela picaresca es

único en su época. Conoce una amplia difusión en la Europa del s. XVI, con 30 ediciones hasta su

muerte. La novela narra la historia de un aventurero de Sevilla, que trata con todas las clases de la

sociedad y sucesivamente es mozo de cocina y cortesano en Toledo, soldado en Italia, mendigo

en Florencia, paje de un cardenal en Roma, siriviente del embajador de Francia, bufón y ladrón en

Milán, amante en Génova, enamorado en Zaragoza, comerciante en Madrid y estudiante en

Alcalá.

Se casa, adquiere fortuna gracias a la hermosura de su mujer, la cual le abandona en

Sevilla, es condenado a la prisión por haber intentado saquear a una viuda y, a la espera de

embarcarse sobre una galera, para cumplir su pena, historia nostálgicamente sus recuerdos,

salpicados de digresiones moralizadoras (agradables, variadas, inspiradas en proverbios y decires,

referentes a cuestiones graves o divertidas, sobre las cuales el irónico pícaro opina, entrelazando

horacianamente lo dulce con lo útil) y de unas cuantas narraciones ejemplares, como, p.e., la de

Osmín y Daraja, del gentilhombre napoletano y de Clorinia, etc.

El estilo de la novela es rico, sensual y variopinto; la lengua viva y coloreada enriquece el

castellano literario con sintagmas y palabras de origen popular. La riqueza léxica sobre todo se

mantiene constantemente al nivel del ingenioso creador que es: uno de los mejores prosistas del

Barroco, que tiene una benéfica influencia en la evolución de la novela española.

Francisco López de Úbeda (ss.XVI y XVII) es el seudónimo del dominico Fray Andrés

Pérez, escritor y médico, de cuya vida poco se sabe. Es autor del Libro de entretenimiento de la

pícara Justina (1605), en el que ambiciona sintetizar los rasgos fundamentales de los más ilustres

modelos de la picaresca, para hacer de él la quintaesencia de La Celestina, Momus, Lazarillo de

Tormes, Eufrosine, Petrañuelo, etc. Muchos consideran esa novela una obra anónima, pues

adopta los rasgos de otros escritos picarescos de forma tal que interfiere con ellos: entre otras,

culmina con la boda de Justina con Guzmán de Alfarache. El estilo es a veces alambicado,

marcado por el influjo del conceptismo.

Vicente Martínez de Espinel (Ronda, 1550-Madrid, 1624) estudia artes en la Universidad

de Salamanca y está al servicio del conde de Lemos (1574-1577). Tras establecerse en Sevilla,

viaja a Italia. Regresa para ordenarse sacerdote y se instala en Madrid, donde es capellán.

Su talento poético alcanza relevancia con Rimas (1591) y con la invención de la décima

llamada espinela. Sin embargo, su obra más importante es Relaciones de la vida del escudero

Marcos de Obregón (1618), novela picaresca de tono autobiográfico de gran intensidad narrativa,

pues la vida de Obregón es la propia biografía de Espinel y nos ofrece, p.e., unos paisajes

admirados en Italia y Flandes por el propio autor, lo mismo que pensamientos, máximas y juicios

del mismo. También en esa novela se insertan historias interesantes, entre ellas la de Cornelio y

Aurelio, breve novela de estilo italiano.

El relato, que tiene tres partes divididas en capítulos, ostenta un tono comedido, lento,

salpicado de consideraciones morales, que culminan con un verdadero elogio a la resignación,

que muchos autores de la época dan por la virtud suprema, por un lado bajo el influjo de la

filosofía estoica, y por otro para engañar la censura, encubriendo con ella la sátira.

Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo (Madrid, 1581- 1635) estudia en Madrid y en

Alcalá y se dedica a la cosmografía (Tratado poético de la esfera) antes de consagrarse de forma

exclusiva a la literatura, a partir de 1603. En 1609, sufre dos procesos, que le valen el destierro.

De vuelta a Madrid, lleva una vida sujeta a grandes estrecheces económicas y enfermedades (es

Lope de Vega quien alude a su sordera en el Laurel de Apolo) y tiene amistades con los más

célebres escritores del momento.

Su obra se caracteriza por la sátira y la caricatura. Es autor de unas Rimas castellanas

(1618) y de unos Triunfos de la beata sóror Juana de la Cruz (1621); no obstante, lo esencial de su

obra literaria son sus comedias picarescas La escuela de Celestina y El Gallardo Escarramán, lo

mismo que unas cuantas novelas: La Ingeniosa Elena, hija de Celestina (1612, historia de una

estafadora que llega a ser tomada por santa en Sevilla), El caballero puntual (1614 y 1619),

Corrección de vicios (1615), El caballero perfecto (1620), La casa del placer honesto (1620), El

sutil cordobés Pedro de Urdemalas (1620), Don Diego de Noche (1624), La estafeta del dios

Momo (1627) y El curioso y sabio Alejandro (1634).

Alonso de Castillo Solórzano (Tordesillas, 1584-¿Zaragoza, 1648?) es poeta (Donaires

del Parnaso, 1624-1625) y autor teatral, seguidor de Lope de Vega. Pasa su vida al servicio de los

marqueses de Villar y de Vélez, y es secretario del hijo del último, virrey de Aragón y embajador

en Roma.

La narrativa es lo más importante de su obra. Las novelas cortas delatan la influencia de

Cervantes (Tardes entretenidas, 1625; Noches de placer, 1631) y las largas pertenecen al género

picaresco: La niña de los embustes, Teresa de Manzanares (1632), La garduña de Sevilla y

anzuelo de las bolsas (1642) continuada con Las aventuras del Bachiller Trapaza.

La garduña es hoy en día su obra más conocida, y Lucinda, su protagonista, se parece

mucho a Justina, aunque el estilo del autor es más claro y más fluido que el de López de Úbeda.

Escribe también vidas de santos y relatos de tipo histórico.

Otros representantes de la picaresca en el s. XVII. Jerónimo de Alcalá Yáñez (1563-

1632), monje y médico, nace en Segovia (y estudia en ella con San Juan de la Cruz). Autor de

tratados religiosos, escribe la novela en dos partes (1624 y 1626) Alonso, mozo de muchos amos,

que en nuevas ediciones se llamaría El donado hablador, por el gusto que tiene el protagonista de

dar consejos de sabia moralidad, salpicando su discurso con fábulas y relatos, según el modelo de

la picaresca.

Juan Martínez de Moya y Antonio Liñán de Verdugo son representantes de la decadencia

de la picaresca. El primero escribe Fantasías de un susto (1630). El segundo, cuya identidad no se

ha podido establecer con exactitud, aparece como autor del libro Guía y avisos de forasteros que

vienen a la corte (1620). Esa obra costumbrista, que describe tipos pintorescos, está compuesta de

diálogos en los que intervienen dos jóvenes recién llegados de Madrid, adonde habían ido, en sus

propias palabras, "a pleitear y solicitar", y dos cortesanos, uno de los cuales representa al autor.


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